Un corazón palpitante por las piedras


 

A los 84 años, la mayoría de la gente lleva mucho tiempo jubilada. No es el caso de Alois Jung: este apasionado ingeniero de caminos y perito ama demasiado su profesión para eso.

En la actualidad, Alois lleva 70 años trabajando. El amor por las piedras y la pasión por su oficio son herencia de su abuelo. También era ingeniero de caminos y a menudo se llevaba a Alois, entonces de diez años, con él a las obras. «Mi abuelo es quien me lo transmitió todo, incluido su sentido del humor. Me influyó mucho», nos cuenta Alois Jung. En 1954, comenzó su formación y, con solo 24 años, ya se tituló. Tras convertirse en el maestro de obra civil más joven de Hesse, inmediatamente fundó su propia empresa de construcción viaria y obras con piedra natural.

 

Alois Jung, 84 años

En la parte superior derecha de la imagen se le puede ver dos veces. Un amigo le regaló esa escultura especial que le representa por su sexagésimo cumpleaños. Alois Jung disfruta claramente identificándose con ella. Conoció la empresa FAHL en el hospital, de la mano de nuestro representante de ventas Waldemar Kelm. De eso hace ya 7 años. El Sr. Jung utiliza una prótesis fonatoria BLOM SINGER® DUAL VALVE™, la cánula de silicona LARYNGOTEC® PRO y diferentes HME Laryvox. Lo que más valora de Andreas Fahl Medizintechnik-Vertrieb GmbH y de su asesor es el suministro seguro y puntual, así como la amabilidad.

«No podría ir mejor»,
afirma emocionado.

 

El Sr. Jung nos muestra orgulloso los álbumes de fotos de los años sesenta, cuando él y sus compañeros pavimentaron el centro de Limburgo, incluidos los emblemas de la ciudad, todos de piedra natural. Pero su primer gran pedido llegó de Stadtwerke Höchst (Fráncfort). Una vez tuvo el contrato, Alois corrió a la caja de ahorros local para pedir un préstamo. «En aquel momento me concedieron sin trabas 20 000 marcos. Hoy no sería tan fácil», dice entre risas. Desde 1995, el Sr. Jung también ejerce de perito de construcción viaria, labor que sigue desempeñando en la actualidad.

 

En 2016, empezó un antes y un después: al principio, fue «solo» una tos muy seca, luego una sequedad persistente de garganta y, al final, el diagnóstico de cáncer de laringe. Al cabo de seis meses, llegó la operación, en la que afortunadamente no hubo complicaciones. Para Alois Jung, que entonces ya tenía 76 años, lo única que realmente importaba era cuándo podría volver a trabajar. Accedió a ingresar en un centro de rehabilitación, pero en 2 días su corazón solo volvía a latir por las piedras.

 

Una breve sacudida y a seguir

Quisimos saber si el polvo le causaba problemas en el trabajo. Sin embargo, nos aclaró que trabajar con piedras naturales no produce polvo, porque se parten a mano. Los clientes tampoco tuvieron inconvenientes problemas con su nueva voz. Es una voz firme y no cuesta entenderla. Pensativo, asegura que el diagnóstico y las secuelas apenas le importaron. Una breve sacudida y salió adelante. La pérdida de audición que sufrió el año pasado se le hizo más pesada. Esta le ha costado mucho más tiempo de superar. Pero deprimirse no es lo suyo. Su lema es «Piensa en positivo y sigue adelante».

Sin embargo, dejó las obras de construcción de carreteras en 2018; eso sí, a la edad de 78 años. Esa decisión no tuvo nada que ver con su laringectomía. Sigue trabajando como consultor, todavía entre 10 y 15 horas a la semana. Hoy es el maestro de obra viaria en activo de mayor edad de Hesse. Ahora nos interesaba saber exactamente: ¿Qué es lo que tanto le fascina de su profesión que no quiere dejarla? Vuelve a reír con picardía y responde: «¿Cómo decirlo? ¡Estoy enamorado de las piedras!». Añade, entusiasmado, que las piedras son muy versátiles.

 

Antes solo había unas pocas variedades entre las que elegir, pero hoy en día, gracias a la globalización, se pueden conseguir piedras de todo el mundo. Cuando el Sr. Jung ve una piedra, piensa inmediatamente en lo que podría hacer con ella. Qué patrón sería el adecuado, etc.

 

Por último, queríamos conocer qué caracteriza a un buen ingeniero de caminos. La respuesta fue: «Buen ojo, creatividad y amor por las piedras». Desde pequeño, Alois Jung ya estaba predestinado para este oficio.

 

Alois Jung durante la construcción de la famosa Europaplatz de Limburgo