Cuando la radiación salva vidas
En el contexto de una enfermedad tumoral, la radioterapia constituye a menudo una parte elemental del tratamiento. Sin embargo, por muy importante que sea esta medida, suele ir precedida de diversos temores y preocupaciones por parte de los afectados. Muchos pacientes quizás ya hayan oído hablar en su entorno personal de las experiencias negativas y los efectos secundarios desagradables de la radiación.
De ahí que el interés de la Dra. Dorothea Riesenbeck, radioterapeuta y médica responsable de ONCOCUBUS Recklinghausen, por explicar a los pacientes el contexto, los objetivos y las consecuencias de la radioterapia y proporcionarles el mejor apoyo posible en caso necesario. El objetivo de su dedicación es que los pacientes superen mucho mejor el tiempo del tratamiento necesario. He aquí nuestro resumen, para pacientes y familiares, de la información valiosísima extraída de una conversación exhaustiva con la Dra. Riesenbeck:
¿Cómo funciona la radioterapia?
La radiación persigue básicamente destruir las células tumorales conservando al mismo tiempo las células sanas circundantes, más capaces de repararse. La radiación ionizante de alta energía se utiliza de diferentes maneras para tratar el cáncer. Por ejemplo, si un tumor es inoperable, se realiza en primer lugar una quimioterapia con irradiación. En el otro caso, el tumor ya se ha extirpado, pero existe riesgo de que aún existan células tumorales. En este caso, se planifica una radioterapia «adyuvante» (de apoyo), sola o en combinación con una quimioterapia suave. Hoy en día, los avances técnicos permiten irradiar con gran precisión el tejido tumoral, excluyendo las estructuras tisulares sanas adyacentes.
¿A qué se debe enfrentar el paciente con un tumor de cabeza y cuello durante la radioterapia?
Generalmente, se planifican un total de 25-30 irradiaciones, repartidas entre los días de la semana, durante 5-6 semanas. Para la terapia, el paciente se coloca correctamente en la camilla de tratamiento y una máscara especial adaptada individualmente fija la cabeza en la posición correcta para el tratamiento mediante control láser. El dispositivo de irradiación, el llamado «acelerador lineal», dispone de dos cabezales diferentes y gira alrededor del paciente en un radio de aproximadamente 360° durante la irradiación.
Además de administrar la dosis de radiación desde un cabezal, se pueden generar importantes imágenes de control con el otro cabezal. Aun así, la cita individual suele durar un máximo de diez minutos.
La irradiación y el tiempo que conlleva suponen un gran carga física para los afectados. Los efectos secundarios típicos como malestar, náuseas, enrojecimiento de la piel, lesiones en las mucosas o dolor aumentan notablemente hacia el final del tratamiento. Lo más desagradable y grave es la pérdida del gusto.
En general, en esta situación debe seguirse este principio: Es imprescindible comentar todos los síntomas experimentados en su cita diaria de radioterapia. Hoy en día hay medicamentos eficaces y adecuados que pueden reducir los síntomas y ayudar a los pacientes a superar mejor esta agotadora terapia.
4 buenos consejos para la radioterapia
Lo primero y más importante: ¡Coma con frecuencia! El objetivo principal es proporcionar a su organismo la energía y los nutrientes suficientes para que se sienta bien. No hay ninguna dieta específica para el cáncer. La regla general es: coma lo que su organismo necesite y tolere en ese momento.
¡Beba lo suficiente! La cantidad de líquido ingerido se debe distribuir uniformemente a lo largo del día. Pregunte a los médicos y personas de contacto —enfermeros o asesores nutricionales— sobre cuánto y qué debe beber durante el tratamiento.
Cepillado de los dientes: no hay pausa para el cepillado. Asegúrese de mantener una higiene bucal adecuada. Los tés de salvia pueden ir bien para enjuagar la boca. Evite los colutorios que contengan alcohol. Las bebidas frías y los helados alivian el dolor en caso de lesiones dolorosas de la mucosa.
En los últimos años, la radioterapia se ha convertido en una forma de tratamiento muy precisa. Su objetivo es curar a los pacientes de forma permanente o, si no es posible en caso de enfermedad avanzada, aliviar los síntomas. Este folleto está dirigido principalmente a los pacientes de radioterapia y a sus familiares. Sin embargo, constituye también una fuente de información para los profanos interesados. Describe los principios y procedimientos básicos de la radioterapia y pretende hacerlos comprensibles.
¡El propio comportamiento puede tener efectos positivos!
Al principio, la ingesta de alimentos y líquidos en el contexto del tratamiento del cáncer puede parecerle del todo banal al profano. Sin embargo, sin una ingesta individual suficiente de líquidos y calorías, la radioterapia no puede llevarse a cabo ininterrumpidamente, lo que ocasiona peores efectos. En consecuencia, no es deseable perder peso durante la terapia. Así que es absolutamente aconsejable controlar asiduamente el peso dos veces por semana. Informe sin demora al radioterapeuta sobre cualquier cambio de peso. Asimismo, se recomienda una buena higiene bucal con enjuagues de té de salvia varias veces al día, para evitar lesiones dolorosas en la mucosa. Las bebidas frías y los helados también alivian el dolor. En cambio, los colutorios alcohólicos o fuertes no son adecuados.
Los pacientes con enfermedades previas deben estar especialmente atentos a este respecto durante la irradiación. En el caso de dolencias crónicas como hipertensión o diabetes, los controles periódicos durante la irradiación son útiles para detectar a tiempo bajadas de tensión o fluctuaciones de la glucemia. No olvide tampoco el cuidado corporal delicado. Los productos de cuidado con pocos aditivos cuidan la piel. Las toallas mullidas y las prendas que evitan la fricción benefician notablemente la textura de la piel. El afeitado en seco es preferible al húmedo, para evitar daños cutáneos e infecciones.
Se ha demostrado contundentemente que cuanto acelera el ritmo cardiaco y la respiración es bueno para cuerpo y alma. Por ejemplo, salga a pasear; no necesariamente grandes distancias, pero sí con regularidad. Póngase un poco a prueba. Disfrute de lo que aporta la naturaleza. En el ONCOCUBUS de Recklinghausen, una pared de la sala de irradiación se cubrió deliberadamente con plantas verdes, que tienen un efecto muy calmante en contraste con el acelerador de alta tecnología. Además, las plantas mantienen constante la humedad de la sala, lo que evita que se deteriore la costosa unidad de tratamiento.
Cuando se le preguntó por sus consejos individuales para practicar una cantidad saludable de ejercicio durante la radioterapia, la Dra. D. Riesenbeck respondió con una lista de cuatro puntos:
- Lo que haga debe divertirle.
- Haga lo haga, será mejor que no hacer nada.
- ¡El ejercicio potencia el bienestar! Encuentre un momento especial a diario para una «dosis de ejercicio».
- No olvide comer y beber.
Sin embargo, las buenas intenciones y la motivación no deben suponer una sobrecarga; esté atento. Por último, un consejo insistente de la especialista: básicamente, el radioterapeuta es la primera persona de contacto en caso de alteraciones y efectos secundarios durante la radioterapia. No obstante, a largo plazo, también hay que dirigirse al radioterapeuta en caso de cualquier síntoma que pudiera estar relacionado con la radioterapia. Además, la ley exige recoger anualmente información sobre la calidad de vida de los pacientes.